Para hacer frente a estos retos y llegar hasta los niños que 
han quedado más rezagados, necesitamos nuevas formas de pensar y actuar,
 tanto adultos como menores.Hay 
mucho que celebrar en el 25º aniversario de la Convención, desde la 
disminución de la mortalidad infantil al aumento de la escolarización. 
Pero este hito histórico también debe servir como un recordatorio 
urgente de que aún queda mucho por hacer. Son demasiados los niños que 
todavía no gozan plenamente de sus derechos al igual que otros.
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